3.3.10

Es hora de volver la vista atrás

Es hora de volver la vista atrás. Así encontraré aquel camino que seguía, aquel que me ha llevado al día de hoy, pero del que me he desviado por muchas cosas, sin saber ya hacia dónde caminaba. Por la lluvia que llamó mi atención, por una foto en el periódico, por ti... las necesidades creadas por el miedo quizá me llevaron directamente a los senderos, a parar para contemplar piedrecitas del camino, a tus brazos...
¡Hay tanto que plantearse, tanto que puede muy bien ser falso...! Nada podría haberme salvado de mirar hoy por la ventanilla de mi coche, con los mismos ojos que antes, pero sin reconocerlos tan bien como antes.
¿Te ríes de mí, amigo? ¿Hacia dónde te diriges tú, amigo? ¿Decirte mi secreto? ¿para qué, para quién... para ti? Mira como mi sonrisa ilumina el camino, nadie lo ve... y yo me regocijo cuando pienso todas las cosas que no digo. Sonarán tan alto como una tormenta en el mimo cielo, al contacto con la misma nube que se enfadó... si los escuchas o no, si vienes o no, hoy han cambiado las ideas. No maldigo mi pasado, lo bendigo. Sobretodo de todas aquellas veces que están dentro de mi corazón y que no he tenido que despedir encogiéndome de hombros. Estas partes, quizá sean verdaderas... Toda la vida la pasé buscando mi camino, toda creo que la pasaré así, pero yo volveré a sentir.
¡Como se quitan las capas a una cebolla así veo yo aparecer ideas que parecían correctas como falsas! El amor, como el mayor misterio, pues se puede sentir, y no sentir, y percibir las auténticas intenciones de la gente. Son las intenciones que niegan tener pero yo las capto como vibraciones en el aire. Y no las sé explicar, pero son como pálpitos que hacen que esté más viva que nunca. Miles de cárceles hoy parecen lo que son, asfixiando la alegría, porque la alegría es un sentimiento. Pero yo volveré a sentir.


¿De verdad, queremos volver a aquellos que alguna vez nos hicieron daño? ¿Será una ley nueva, lo que pienso, huiré de ellos, lo conseguiré? No hay mayor victoria que la victoria del hombre. ¿Dónde quedó mi dignidad cuando jugaba a amar? ¿Quién dijo que tengo que temblar de miedo? ¿surgirá mi grandeza cuando deje de temblar? No es sólo mi misión ésta, es mi misión para todos, iluminar los rostros de aquellos que sean gusanos, sobretodo de los gusanos, cuantos más gusanos sean. ¿Tendré que anteponer mis sueños a todo lo que hoy me causa risa, a eso que tú defiendes? Amigo, venciendo te digo que puedes ser una niebla, como lo fueron mis utopías más fantásticas, perteneces al grupo de los "fuertes" que ya no me interesan, no me asusta tu orgullo. Podrás abandonarme, dejar de quererme y yo haré lo propio. Pero volveré a sentir. 


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