Cuando la cerveza se calienta demasiado,
el cenicero esta lleno y el paquete
vacío, pierdo la cabeza y
me siento una desgraciada,
como quien tiene por hobby al vino del estío.
Traté de que el corazón no me diera
explicación para no derramar
lágrimas en tu honor.
Traté de que la razón me llevara al
buen camino, ella me presentó al vino
al que agradecida estoy. Y hoy resulta
que ayer la princesa se hizo reina,
aquel cepillo sin dientes
hoy es el que mejor peina.
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